Llevo más de medio año en Leeuwarden, pero cuando llegué aquí, había una gran variedad de cosas que me sorprendían. Por ejemplo, ¡todo el mundo al presentarse me daba la mano! En España, lo normal es presentarse dando dos besos en las mejillas, por eso cada vez que conocía a alguien, me acercaba con la intención de besarle, mientras ellos estiraban la mano para estrecharla. Al principio era muy incómodo, pero ahora extender la mano me sale automático.
Pasos de peatones
Otra cosa que me chocó mucho cuando llegué fue la falta de pasos de peatones. Hay algunos en las rotondas pero mayormente no hay ninguno en la ciudad. Daba un poco de miedo al principio porque nunca sabes cuándo andar o cuándo pararte, pero te acabas acostumbrando. En mi ciudad hay pasos de cebra por todas partes, así que era un poco confuso no ver ninguno. Lo que también llamó mi atención en cuanto al tráfico es la ausencia de semáforos en la ciudad. Puedes encontrarlos en las grandes carreteras fuera de la ciudad, pero no en las calles. ¡Ahora sé que solo tengo que ser cuidadosa y mirar mucho antes de cruzar!
Motocicletas en el carril bici
Una de las cosas más conocidas de los Países Bajos es, por supuesto, las bicicletas. Pero cuando llegué aquí por primera vez me quedé muy sorprendida porque el carril bici no era solo usado por bicis, sino también por motos… y ni siquiera usaban casco. Fue muy chocante para mí porque en España es obligatorio para toda motocicleta circular por la carretera y usar el casco, pero un amigo holandés me explicó que las motos más pequeñas tienen que circular por el carril bici, y no tienen por qué usar casco.
Hay muchas cosas en Leeuwarden que son diferentes en mi ciudad, y por supuesto tienes que acostumbrarte a ellas, pero no lo cambiaría por nada del mundo.